domingo, 4 de marzo de 2012

El precio de la verdad


El periodismo está lleno de fantasmas, de fanfarrones e imbéciles. Están siempre vendiéndose, negociando los contactos, tratando de parecer más importantes de lo que son. Lo bueno es que esta clase de periodistas te ayudan a destacar. Si eres incluso un poco humilde, un poco honesto o solicito, puedes sobresalir. Por eso le llevas el almuerzo a un compañero si aún no ha terminado su artículo, te acuerdas de los cumpleaños. Es cierto, el periodismo es un trabajo muy duro, todos estamos bajo presión y nos sacrificamos por sacar el número a tiempo, nadie duerme apenas, pero a veces puedes esbozar una sonrisa, es decir, hasta Woodward y Bernstein salían a tomar una hamburguesa y ganaron un Pulitzer. Algunos periodistas creen que el contenido político es lo que hace memorable un artículo. Yo creo que son las personas que descubres, sus rarezas, sus defectos, aquello que los hace graciosos o más humanos. El periodismo es el arte de captar el comportamiento. Tienes que saber para quien escribes y tienes que saber qué se te da mejor. Yo tomo nota de lo que hace la gente, averiguo lo que la conmueve, lo que la gusta y sobre eso escribo. De este modo son las personas las que cuentan la historia, y sabéis qué, esta clase de artículos también pueden ganar premios Pulitzer.

Este texto lo he sacado de la película el precio de la verdad. Os recomiendo ver esta película tanto a los que ya sois periodistas, a los que queréis serlo y a los que no. Un beso, Manuela