viernes, 18 de noviembre de 2011

Crónica Religiosas María Inmaculada

Hijas de Dios y madres de un centenar de jóvenes

Las religiosas de María Inmaculada de Bilbao inician su jornada laboral a las seis de la mañana  y, con suerte, acaban a media noche, casi 18 horas de trabajo continuado al  servicio de Dios y del centenar de chicas que se aloja en su residencia

Manuela Arroyo

La Comunidad de María Inmaculada de Bilbao, próxima a la ría, está integrada por más de 50 religiosas pertenecientes a una orden fundada por Vicenta María López y Vicuña que, desde hace ya más de 100 años, se dedica al cuidado de jóvenes, estudiantes en su mayoría. En la actualidad,  casi un centenar de chicas, procedentes de todos rincones de la geografía española, viven con ellas, en su residencia, mientras realizan sus estudios universitarios.
El día en la Residencia de María Inmaculada comienza cuando aún no ha salido el sol. A las 6:00 de la mañana, algunas religiosas preparan el desayuno de las residentes y abren las puertas del comedor.  Una hora después, todo está preparado y el salón se llena de chicas que comparten café, pan con mantequilla, galletas y algo de conversación, antes de irse a clase.  De forma paralela, de 7:30 a 9:00 horas,  tiene lugar el Angelus, la oración diaria en la Iglesia Católica, la oración personal, los laudes y la Eucaristía.
Finalizado el tiempo de oración, las  religiosas desayunan en comunidad y dedican el resto de la mañana a los trabajos que tengan encomendados, un amplio abanico de funciones que abarca desde la limpieza de las instalaciones hasta el mantenimiento de las mismas. Poco antes de la una de la tarde, a las 12.45 horas, la congregación vuelve a reunirse: es el momento de rezar el rosario y poner en común lo  sucedido durante la primera parte del día.
La mañana ya ha terminado y llega la hora  de la comida, de nuevo en comunidad. Posteriormente, la comunidad no descansa. Por el contrario, continúa con sus trabajos pertinentes, como dar de comer a las jóvenes, recoger el comedor o atender a las consultas de las chicas, que así lo solicitan.
Por la tarde, de 16:00 a 17:30 horas, las religiosas vuelven a reunirse, esta vez para abordar temas de la congregación, para intentar mejorar las relaciones entre ellas, trabajar algún tema espiritual o, simplemente, pasar otro rato juntas.
La intensa actividad de la Comunidad de María Inmaculada continúa. A las 19.30 horas tiene lugar la oración personal y vísperas. Tras este receso de una hora de duración, el único que no es en comunidad pero sí siguiendo la disciplina de ésta,  las religiosas cenan y atienden a las residentes, que regresan al comedor, a partir de las 21:00 horas.
La jornada laboral en la residencia bilbaína termina a las 22:00 horas, cuando la comunidad se reúne durante treinta minutos para charlar sobre lo sucedido durante el día y analizar las cosas que han ocurrido en el resto del mundo. Después de realizar una visita al Señor, las religiosas se retiran a sus habitaciones para descansar. Sin embargo,  cuando las chicas salen por la noche, algo habitual el último jueves y el primer viernes de cada mes, alguna de ellas tendrá que despertarse en mitad de la noche para abrir las puertas de la residencia y asegurarse de que todas vuelven a la que por un tiempo es su casa. Por suerte para estas incansables religiosas, las salidas nocturnas no tienen lugar a diario, cuando las puertas se cierran, con puntualidad británica, a las 0.00 horas.

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