jueves, 10 de noviembre de 2011

Reportaje sobre la importancia de los idiomas, 2011

Los idiomas mueven masas
Manuela Arroyo

Los idiomas, desde siempre, han tenido una gran importancia en la vida de las personas. En algunos casos, incluso, resultan imprescindibles, no sólo en el extranjero, sino también en el propio país. Por ello, cada vez son más las personas que, movidas por la necesidad o por el deseo de labrarse un futuro mejor, deciden hacer las maletas y marcharse a estudiar fuera



Las lenguas más habladas en Europa siguen siendo el inglés y el francés. Por ello, desde que las personas tienen uso de razón, incluso antes, comienzan a estudiar cualquiera de los dos idiomas o, en muchos casos, los dos a la vez. Sin embargo, la mejor manera de aprenderlos es viajando al extranjero, a un país donde el idioma seleccionado sea considerado como primera lengua y donde, además, se aprendan otras costumbres. En España, esta práctica cada vez es más habitual, gracias a una amplia y variada oferta académica, que incluye cursos de verano en otros países, programas de un año de duración o becas ERASMUS. Todo ello sin olvidar  aquellas personas, normalmente estudiantes o jóvenes recién licenciados, que deciden buscarse un trabajo fuera con el objetivo de  familiarizarse con un idioma hasta entonces prácticamente desconocido. En cualquier caso, acostumbrarse no siempre es fácil, pero una vez conseguido, algunas personas deciden instalarse definitivamente en otros países y empezar una nueva vida.



Marina Anabitarte, santanderina, tiene 17 años y está cursando sus estudios de Bachiller en Carolina del Norte (EEUU). Como otros muchos estudiantes, comenzó a irse “para aprender inglés, otra cultura y tener una experiencia nueva”. Sin embargo, aunque echa de menos su país, afirma que le gustaría quedarse allí unos cuantos años más e, incluso, continuar su vida allí. “No me ha costado acostumbrarme, hay que vivir el día a día muy rápido, no queda otro remedio”, confiesa.

Al igual que Anabitarte, pero con más experiencia, Marisa Bareño, de Bilbao, decidió irse a trabajar a Londres para aprender inglés. Durante unas vacaciones conoció a su actual marido y ahora reside en Plymouth, al sur de Inglaterra con sus tres hijos. “Nunca pensé que viviría en Inglaterra, son las circunstancias de la vida”, dice. Cuando se le pregunta sobre las costumbres de este país explica que  tuvieron que pasar dos años para sentirse “parte de esta comunidad y, sobre todo, para aprender a conducir por el lado contrario”. A pesar de esto, Marisa se encuentra muy contenta y afirma que, aunque echa de menos “la vida nocturna de España, el ir a tomar tapas, la famosa siesta”, tiene la suerte de vivir en Inglaterra y poder disfrutar de España de vez en cuando.

La historia de Mar Arroyo no es muy diferente. Vive en París desde hace más de una década. Necesitaba el francés para su trabajo y, por ello, decidió irse allí a aprenderlo. “No tardé mucho en acostumbrarme, pero tampoco pensaba quedarme a vivir aquí” reconoce Mar, quien añade que no puede quejarse por vivir en “la ciudad de las luces” pero, en su opinión “es una ciudad agotadora y necesitas irte de vez en cuando para estar en contacto con la naturaleza”.

Otras experiencias, otros idiomas

Aunque el inglés y el francés sean consideraros como dos de los idiomas más hablados en la Unión Europea, también hay quien prefiere irse a aprender italiano, alemán o cualquiera otra lengua de las que se hablan en Europa. Hay otro tipo de gente, quizá mas atrevida, que comienza a estudiar idiomas procedentes de otros continentes, como es por ejemplo, el chino.

Sonia Cabezuelo es actualmente Guía Turística Oficial de Cantabria y explica que, en su trabajo, “los idiomas son la base, lo más importante, cuantos más idiomas, más prestigio”. Por este motivo, desde muy pequeña estudió el inglés y a temprana edad llegó a dominarlo, al igual que el francés. “Como ya conocía el inglés y el francés me animé a probar con el alemán”, explica Sonia, quien recuerda que, en Alemania, estuvo viviendo con una familia un año. “Yo daba clases de inglés a los niños de la casa y ellos, a cambio, me acogían allí”, matiza. Aún sabiendo a la perfección cuatro idiomas, confiesa que le gustaría “saber más, como italiano o portugués” y anima a los jóvenes a irse al extranjero siempre que puedan. “No sólo se aprende el idioma, conoces gente y aprendes de ellos”, comenta.

Pablo del Campo tiene 21 años y estudia Filosofía en Barcelona. Actualmente se encuentra de ERASMUS en Parma, Italia. “Siempre he querido irme de ERASMUS a algún país anglosajón, sin embargo, hay mucha demanda”, lamenta. Pablo solicitó medio año en el extranjero y finalmente le destinaron a Parma. “Me lo estaba pasando tan bien que decidí alargarlo un año entero”, confiesa entre sonrisas. “Acostumbrarse cuesta, como todo, pero animo a todos los estudiantes a que experimenten esta vivencia, es algo único”.

Siguiendo su consejo, María Pérez ha empezado este año a estudiar la carrera de Lenguas Modernas, y una de sus asignaturas es el chino. “Me parece muy interesante y creo que el futuro está en China”.  María ya tiene un alto nivel de inglés y cuando se le pregunta si tiene pensado irse algún día a estudiar un idioma fuera contesta que le encantaría poder ir a China porque “el chino es muy difícil, pero si estás allí no te queda otro remedio que hablarlo”.

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